
Relatos vitales 
(una narración)

Ariel Petruccelli
Soy profesor de historia graduado en la Universidad Nacional del Comahue -Wallmapu, Patagonia Argentina- en la que actualmente me desempeño como docente de Historia de Europa (Medieval y Moderna) y de Teoría de la Historia.
He sido militante de izquierda desde los 18 años, aunque casi nunca he estado encuadrado dentro de una organización partidaria. Milité en el movimiento estudiantil, en el sindicalismo docente y en innumerables proyectos culturales y literarios (incluyendo varias experiencias en el humor político).
Soy autor de una decena de libros, la mayor parte de los cuales tienen que ver con la teoría marxista, la historia, la filosofía y las ciencias sociales.
Durante la pandemia fui un crítico severo de los abordajes dominantes, en medio de una gran soledad en mi país. La lectura de textos de Juan Gérvas y los intercambios epistolares con él me permitieron obtener una adecuada comprensión médica y epidemiológica del fenómeno pandémico al que, dada mi formación, podía abordar con perspectiva histórica, inteligir filosóficamente y analizar en términos políticos. Gracias a Juan pude conocer a José Ramón Loayssa, con quien rápidamente hicimos «buenas migas» y nos pusimos a trabajar juntos. El fruto de esos empeños fueron varios artículos y dos libros, en los que colaboraron también otros compañeros y compañeras, principalmente la jurista Paz Francés.
Actualmente soy miembro de dos colectivos. El sitio Web Kalewche https://kalewche.com/ y la Asamblea de Intelectuales Socialistas https://kalewche.com/
Me considero un marxista libertario en el sentido primigenio de la palabra: anti-autoritario.

Daniel García
Estudié medicina, aunque me pasé toda la carrera queriendo cambiar a otra en la que sintiera que encajaba más: psicología, educación social… Pero sobre todo en ese tiempo comencé a asomar la nariz por ATD Cuarto Mundo, participando en una Biblioteca de Calle en un barrio de chabolas, el Pozo del Huevo. Un momento importante en mi proceso fue cuando tras el tiempo de verano en el que hacíamos actividades allí, que llamamos el Festival del Saber, me despedía de Carmina, una madre de familia que vivía allí, compartiendo mis planes de verano, viaje y descanso. Frente a éstos, ella me relataba una vez más su cansancio y sus esfuerzos por salir adelante pese a las muchas dificultades, sin interrupción posible: su vida precaria y carente de seguridades básicas no permitía abrir un resquicio por el que poder escapar aunque fuera para tomar aliento durante un tiempo y volver con más fuerzas a la lucha cotidiana. Fue un momento clave para mí, la oportunidad de constatar la gran diferencia que había entre los dos: yo podía elegir dónde estar y por cuánto tiempo, abrir puertas para entrar y salir, decidir cuándo y donde implicarme y cuando necesitaba desconectar; a ella la precariedad extrema la mantenía encerrada en una realidad en la que nunca podía bajar los brazos ni dejar de luchar para mantener la propia dignidad y la de los suyos.
Ese día decidí que quería utilizar esa libertad para construir puertas y ventanas con quienes viven encerrados por la extrema pobreza. Eso me llevó a entrar en el voluntariado permanente de ATD Cuarto Mundo, el movimiento en el que desde entonces estoy enrolado (por cierto, ATD significa Actuar Todos por la Dignidad), como una apuesta por unir de manera clara mi vida a la de estas familias que iba conociendo y para aprender a su lado.
Desde entonces han pasado muchos años, y en ellos muchas cosas, alternando el voluntariado permanente con la práctica más sanitaria. Pero sobre todo he podido ir aprendiendo a escuchar primero, a dialogar después, y en los últimos años he ido tratando de formarme y experimentar sobre todo en torno al Cruce de Saberes y Prácticas, una metodología de co-investigación y co-formación entre personas en pobreza, profesionales y académicxs.
Con ese espíritu tuve la suerte de estar tres años enredando en Madrid Salud dentro del proyecto de Comunidades Activas en Salud, buscando las claves de una promoción de la salud que no deje a nadie atrás junto a profesionales y vecinxs en situación de pobreza, de Vallecas y Tetuán (Madrid). También he tenido la suerte de haber trabajado e investigado bastante en la cuestión de la Acción Comunitaria en Salud, sobre todo junto a Jara Cubillo y Mariano Hernán, participando en la elaboración de varios materiales y en formaciones sobre este tema.
Y con la pandemia retorné a la práctica clínica, en el mismo centro en el que me había formado (al lado de un gigante, por cierto, Juan Luis Ruiz Jiménez), el CS Vicente Soldevilla (Vallecas). Ahí he descubierto, al fin, que desde la consulta es mucho lo que puedo ofrecer y lo que me apasiona, y aunque me tuve que ir del centro debido a que el abandono por parte de la Gerencia hizo el seguir allí insostenible, continúo en el mismo barrio, el de San Diego, desde un centro vecino, empeñado en construir salud desde y con la comunidad. A seguir aprendiendo toca. Y a seguir disfrutando del encontrarme con nuevxs y viejxs compañerxs de camino en estas búsquedas

Isabel Buezo
Relato vital SIAP 56 #siapTorremochadelJarama25# 13 de octubre de 2024
Como breve relato vital explicaré que soy, sobre todo; mujer, feminista, bimadre de dos tesoros, Maria y Lluc, compañera enamorada y médica de las familias de los barrios de Bufalà y Canyet en mi ciudad, Badalona. De raíces burgalesas y murcianas, amo y admiro la tierra que me vio nacer, Cataluña.
Me licencié en Medicina por la Universidad de Barcelona y posteriormente me especialicé en Medicina Familiar y Comunitaria en el centro de atención primaria de Llefià. Pese a acabar la residencia en un momento de crisis, recortes y escasa oferta laboral en los centros de salud, tuve la suerte de poder empezar a navegar con un contingente que me ha visto crecer y me ha ayudado a aprender y evolucionar tanto profesional como personalmente desde hace casi trece años.
A día de hoy, esa longitudinalidad es la que me ha hecho entender la esencia y el valor de la Atención Primaria, y es uno de los motivos fundamentales que me alienta a seguir adelante. Me encantaría poder compartir la consulta con residentes, pero me conformo con estudiantes que me ayudan a recordar aquello que creo nunca debería olvidar; la ilusión y el respeto.
Como activismo social, he sido voluntaria durante cuatro años en un centro abierto de día para menores en situación de riesgo social y familiar en Santa Coloma de Gramanet y desde hace unos meses participo en el Fòrum Català de Atención Primaria alzando la voz para todo lo que amenaza el sistema público de salud y la Atención Primaria.
Hace un año y medio un cambio organizativo que focalizaba la Atención Domiciliaria de mi centro supuso un gran conflicto profesional al vulnerar a las personas que atendía y a mis atributos como médica de familia; la ética profesional, la lealtad y la perseverancia, me han ayudado a poder hacerle frente y continuar.
Me enorgullece poder decir que soy bilingüe gracias a la inmersión y que domino el inglés. Me gusta escuchar relatos, acompañar e intentar ayudar, lo que me hace disfrutar en la consulta. Aunque vivo frente al mar, me encanta explorar y perderme por senderos de montaña siguiendo rutas poco transitadas y poder coronar picos. Hace más de dos años, la Vall d’en Bas, en la Garrotxa, se ha convertido en mi segundo hogar que me brinda la oportunidad de volver a reconectar con la naturaleza. Disfruto con un buen libro y una buena película, con exposiciones de pintura y haciendo álbumes de fotos de recortes manuales.
Mi inmersión en los SIAP ha sido relativamente reciente, pero suficiente como para intentar no perderme los próximos; el aprendizaje compartido es tremendamente enriquecedor con la mejor filosofía: “todos tenemos algo que enseñar y mucho que aprender”; una verdadera “maravilla.

Isabel Canales Arrasate
Mi nombre es Isabel y nací en una familia numerosa donde las luces y el amor ganaban y ganan a las sombras, que también las hay. De una madre euskaldun y un padre cántabro con un mestizaje interesante, crecimos en la margen izquierda del Nervión, zona industrializada y con múltiples luchas sociopolíticas que supongo nos influyeron en nuestra manera de ver el mundo. Nos criamos además en caseríos y casas cántabras a partes iguales durante las vacaciones, compartiendo mundo con gente muy diferente a la del resto del año. Estudiamos en una ikastola (escuela en la que se aprende en euskara) aunque de adolescente casi todo el mundo de amigos era en castellano. Eso cambió en la Universidad donde pude recuperar el mundo euskaldun que sentí necesitaba no perder, más allá de lo académico y estrictamente familiar. De pequeña hacía atletismo, corría pista y cross. Cambié al baloncesto donde hice mis primeras amigas de salir junto a otras de clase y conocimos el mundo maravilloso del deporte en equipo, los enamoramientos de los chicos con los que jugábamos patxangas nada más empezar las vacaciones y así fue hasta los 25 o así. Ahí dí el salto a la montaña transformando los Pirineos en nuestra casa emocional cosa que sigue siendo. Mi lengua materna es el euskara y hablo bien castellano y un poco inglés y francés. Estudié piano y guitarra y todas las asignaturas interminables de solfeo. Hace mucho que no toco como antes pero toco. Más la guitarra. He dado clases en la Universidad y también en un Euskaltegi (escuela de euskara para adultos) porque solo ser médico no me convencía y en la Uni quería dar las clases que yo nunca tuve. Estas últimas semanas nos ha sacudido un poco la vida. Y como esa bola de nieve que al sacudirse tiene un tiempo para que lo copos se vuelvan a asentar, así se van asentando las cosas de la vida de nuevo. Esperemos que mejor de lo que estaban, si cabe. Es la imagen que me viene. Como cuando la vida nos da un empujón y aunque parece que perdemos nuestra zona de confort, cabe la posibilidad de que sea para mejor. Esas capas que estaban fusionadas y no se movían ( cual inconsciente esperemos no- fosilizado) tienen la oportunidad de limpiarse mientras están volando, antes de volver a ordenarse en la base, con menos peso. Como una ventana de oportunidad que además de desconcierto y dolor puede traer regalos. En eso estamos ahora familiarmente. Trabajo como pediatra en AP. De pequeña quería ser cantante y maestra,creo, y últimamente siento la necesidad de volver a mis orígenes. Me apasiona escribir, leer, subir y bajar montañas, estar con l@s que quiero, cantar, acompañar a otr@s en sus vidas pero no en las condiciones laborales actuales. Y aprender. Me encanta aprender. Y sobre todo necesito sentirme libre. Así que habrá que hacerle caso al corazón que nunca se equivoca.

Javier Segura del Pozo
Soy un nieto de perdedores de la guerra e hijo de obreros y emigrantes, que tuvo el privilegio de estudiar en la universidad. Acabé la carrera en 1979 en la elitista Autónoma de Madrid. No me atreví a hacer la especialidad de Psiquiatría (que me atraía en virtud de las lecturas de Cooper y Laing), por temor de acabar siendo un antipsiquiatría frustrado en un psiquiátrico provincial.
Acababa de salir una especialidad nueva: Medicina Familiar y Comunitaria, que me sonaba bien (tal vez por su segundo apellido y porque había disfrutado con la breve experiencia de médico rural en un pueblo de Segovia). Entre 1980 y 1982, hice la residencia en el Hospital 1º de Octubre. Después de participar en el encierro en el colegio de médicos de Madrid (junio 1982), para exigir la prometida apertura de los primeros centros de salud, decidí que me atraía más la medicina comunitaria que la clínica: colgué pues la bata y me dediqué a la salud pública.
Primero en un ayuntamiento, como el de Leganés, y luego, durante más de 20 años, en la Comunidad de Madrid, en diferentes tareas y responsabilidades. Cuando vinieron los barbaros y su lideresa Aguirre, a principios de siglo, fue achicando espacios (comunitarios) y levantando el altar al “Mercado”, exploré nuevas oportunidades como consultor en el ECDC y la OMS. Mientras tanto, habíamos tenido Montse yo dos maravillosos hijos (niño y niña) y había que tomar la decisión de emigrar (de nuevo), todos juntos a la bella Estocolmo, o rebuscar en España.
Salió un trabajo en el ayuntamiento de Madrid para “darle una vuelta” a los centros municipales de salud. Lo llamamos “reorientación comunitaria” y propuse el lema “de las batas a las botas”. Me dejé la piel en este proyecto comunitario, durante los últimos 11 años de mi carrera profesional, del que aprendí mucho y del que estoy orgulloso. Me cesaron un año antes de mi jubilación,…y tres meses antes de la declaración de pandemia. Como epidemiólogo, colaboré unos meses con el ministerio en la gestión de la pandemia, antes de jubilarme en diciembre de 2020.
Desde entonces, aunque sigo con algún vínculo profesional (clases, conferencias, supervisiones, asesorías, asociaciones, etc.), estoy en un momento en que prefiero invertir mi tiempo en la lectura de un buen libro de historia (estoy haciendo el grado de historia en la UAM) o en aprender a pintar, que en leer un documento de salud pública. Viajo bastante con Montse, mi perra Senda me obliga a paseos diarios, disfruto ricos ratos con mis hijos y amigas, leo mucho, me gustan las buenas películas y series y voy surfeando la vejez. Intento seguir compartiendo mis obsesiones en mi veterano blog “Salud Pública y otras dudas” y ayudar en los que pueda a las nuevas generaciones de salubristas y activistas. Aunque sigo en Twitter/X y leo prensa digital, cada vez soporto menos el sectarismo, la simpleza y la falta de honestidad intelectual. Sin embargo, a pesar de todo, sigo siendo un “anticuado” creyente en el cambio social hacia un mundo más justo y placentero; sueño en el que la medicina puede ser un valioso instrumento.

José Ramón Loayssa Lara
Médico de Familia de las primeras promociones del MIR de esta especialidad. Unos primeros años llenos de ilusiones y expectativas seguidos de la inevitable decepción que supuso el abandono de una verdadera reforma sanitaria. Esa frustración no me llevó a la pasividad y la resignación. Estuve y estoy comprometido con las teorías críticas en Salud y Medicina y con la profesión de médico de atención primaria. Puedo afirmar que llegue a la jubilación sin experimentar el burn-out que asolaba los centros de salud. Contribuyó a ello que afronté la relación médico paciente con instrumentos teóricos y técnicos de la psicología que me permitían entender en mayor medida la dinámica interpersonal que tenía lugar.
Me interesa el fenómeno de los cuidados inversos cuya realidad es difícilmente negable. Me preocupan especialmente los factores que lo explican. Estamos haciendo un paralelismo con la idea de Marx de que la sociedad capitalista se basa en una igualdad formal que no evita la explotación y la extrema desigualdad. Los cuidados inversos se relacionan con esa desigualdad social y constituye una expresión más de ésta. Muchos profesionales son presa del clasismo y son afectados por prejuicios con componentes de xenofobia. Pero no solo existen condicionantes sociales Las perspectivas biologicistas y tecnocráticas inciden en una atención que no responde a las necesidades de los ciudadanos. El exceso de medicina y el relacionado dominio de las elites profesionales no responde a esas necesidades sino a los de que proporcionan esa atención. Finalmente señalar que la desigualdad de poder en la relación médico-paciente proporciona apoyos a esa atención no pertinente, pero que la propia dinámica interpersonal dentro de ésta y las vinculaciones que se producen constituyen en sí mismos una expresión de la ley de cuidados inversos.

Joan Ramon Laporte
Me llamo Joan Ramon Laporte. Tengo 76 años, soy médico farmacólogo clínico. Me doctoré en 1974, con la primera tesis de Medicina escrita en catalán y obtuve el Premio Extraordinario de Doctorado.
Fui catedrático de terapéutica y farmacología clínica en la Universidad Autónoma de Barcelona y jefe de servicio del hospital universitario Vall d’Hebron en Barcelona.
En 1983 fundé el Institut Català de Farmacologia (ICF), que dirigí hasta 2016, en el que recibieron formación centenares de profesionales de todo el mundo. Durante este período el ICF produjo más de 1.500 trabajos científicos sobre estudios de utilización de medicamentos, ensayos clínicos, revisiones sistemáticas y metanálisis, estudios observacionales (sobre hemorragia digestiva, insuficiencia renal crónica, malformaciones congénitas, enfermedades hemáticas, hepatopatía y otras patologías) y farmacovigilancia. En 1982 inicié un sistema de notificación de sospechas de efectos adversos de medicamentos que en los años ochenta se convirtió en el Sistema Español de Farmacovigilancia, el cual fue coordinado por el ICF hasta 1992. Fui fundador del grupo de estudios de utilización de medicamentos EURO DURG y de su hermana en América Latina (DURG LA), de las sociedades española y europea de farmacología clínica, la Sociedad Internacional de Boletines Independientes sobre Medicamentos (ISDB) y la red ENCePP de centros europeos de farmacoepidemiología y farmacovigilancia coordinada por la EMA. He colaborado con el Departamento de Salud de la Generalitat, el Ministerio de Sanidad, la AEMPS, la EMA, OMS y ONU. Durante mi presidencia en 2003, el Comité de Expertos sobre Medicamentos Esenciales de la OMS incorporó los antirretrovirales y los fármacos para la interrupción farmacológica del embarazo en la lista de medicamentos esenciales de la OMS. He sido asesor de la OMS, UNICEF ministerios de salud y otras instituciones en 40 países, notablemente en Brasil (1983-89), República Argentina (1984-2018), Mozambique (1986-91), Nicaragua (1984-89), India (1987), Argelia (1990) y Cuba (1993-99), y asesor externo de la EMA y la AEMPS.
En 1983 fundé y dirigí hasta 2018 el Butlletí Groc, independiente de las compañías farmacéuticas y las administraciones públicas. He sido autor o editor de 27 libros sobre farmacología y terapéutica, entre ellos la Guía Terapéutica para la atención primaria (adaptación del Índex Farmacològic catalán de 1980), Principios de epidemiología del medicamento, Principios de investigación clínica y Crónica de una sociedad intoxicada. He publicado 448 artículos científicos incluidos en el Science Citation Index. Soy miembro del Institut d’Estudis Catalans, la academia de la lengua y la ciencia de Cataluña. Formo parte del comité científico sobre farmacoepidemiología de la autoridad sanitaria y la agencia de medicamentos en Francia.

Juan Erviti
Doctor en Farmacia, especialista en Farmacia Hospitalaria y experto en Evaluación de Tecnologías Sanitarias. En 2003, fue nombrado Jefe de la Sección de Información y Asesoría del Medicamento del Servicio Navarro de Salud-Osasunbidea (SNS-O) y editor del Boletín de Información Terapéutica de Navarra (2003-2017, 15 años). Vicepresidente del Comité Ético de Ensayos Clínicos de Navarra (2004-2014, 11 años) y Secretario General de la Sociedad Internacional de Boletines de Medicamentos (2012-2016, 4 años).
Actualmente trabaja en la Sección de Innovación y Organización del SNS-O, es responsable de un grupo de investigación del Instituto de Investigación Sanitaria de Navarra (IdiSNA) y es Director del Centro Cochrane de Navarra, España. También preside la comisión de Mejora de la Práctica Asistencial y Clínica (MAPAC) del Servicio Navarro de Salud.
Su actividad investigadora se centra en el campo de la fármaco-epidemiología y revisiones sistemáticas, y ha publicado más de 60 artículos científicos en revistas médicas de alto impacto. También ha dirigido 5 tesis doctorales y trabajó como profesor visitante en la Universidad de British Columbia, Vancouver, Canadá, durante el curso académico 2020-2021. En 2023 fue nombrado profesor honorario de la Universidad Tecnológica Equinoccial de Quito, Ecuador. En la actualidad es profesor asociado de la Universidad Pública de Navarra, donde imparte clases de metodología de investigación y evidencia científica en el Master de Investigación en Ciencias de la Salud.

Juan Gervás
Médico y hombre feliz (con camisa y sin ser del todo idiota). Casado con Mercedes Pérez-Fernández, cuatro hijos, ocho nietos. Hasta 2020, en que la pandemia covid19 interrumpió grandes y pequeñas rutinas, viajamos con los nietos todos los veranos a lugares variopintos, desde La Pampa en Argentina a Berlín en Alemania, pasando por la isla de Tenerife en Canarias, Atenas y alrededores y Roma (en 2016 a Islandia, en 2017 a Castilla y León, en 2018 a Estocolmo, en 2019 a Rusia), sin sus padres. Tras la pandemia, en el verano de 2022 re-iniciamos los viajes con los nietos (ya muy mayores, entre 14 y 29 años), ahora también con los padres, haciendo parte del Camino de Santiago (León-O Cebreiro) y en 2023 recorrimos parte de Andalucía (Granada y Málaga).
Optimista nato, crítico duro, positivo en lo práctico diario. Empezó medicina en Valladolid (España) con 16 años, y acabó a los 22, con un hijo y esperando otro. Durante la carrera, alumno interno de Medicina Interna, y becario de IBM para el desarrollo de la historia clínica electrónica (en 1969 ya decían: “En diez años, la historia resolverá los problemas de coordinación”).
Primeros años profesionales dedicados a la docencia (anatomía) y a la tesis doctoral en Valladolid (facultad de medicina) y la investigación en laboratorio (neurología, modelos experimentales de enfermedad de Parkinson y de su tratamiento, sobre la catecol-orto-metil-transferasa) en Madrid (facultad de medicina de la Autónoma y hospital Ramón y Cajal).
Búsqueda de «vida» como médico de cabecera (médico general) en la atención primaria a la que ha dedicado el resto de su vida.
Escritor de lo que vive y siente, entusiasmado con lo que hace. Exigente con los demás pero más exigente consigo mismo.
Primeras casi tres décadas de trabajo como médico general en Madrid capital (en la intersección de la riqueza y la pobreza, de los “doctores en” y de los analfabetos, entre la glorieta de Cuatro Caminos y la calle Orense), la última década profesional de médico rural en la sierra de Madrid, atendiendo población del valle del río Lozoya, en el entorno del Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama (pueblos de Canencia de la Sierra, Garganta de los Montes y El Cuadrón). Practicante de una medicina con límites, científica y humana (armónica).
Profesor siempre en la universidad española, en torno a la salud pública y a la atención primaria, a tiempo parcial, también en Estados Unidos (Escuela de Salud Pública de la Johns Hopkins, de 1991 a 2013), en la Escuela Nacional de Sanidad (Salud Internacional) y en la Universidad Autónoma de Madrid (todavía profesor honorario de Salud Pública).
Jubilado en 2010 de la clínica, activo en docencia y en la Red. En enero de 2022 tuvo neumonía grave por covid19, que superó tras ingreso en UCI y demás proceso habitual, que le surtió de un cuaderno lleno de notas de campo sobre su atención, la vida y la profesión, transformado en publicaciones varias.
Le gusta la poesía, y el cine en versión original, andar por el campo, nadar en el mar (desnudo), saltar al agua desde acantilados altos y conducir (hubiera sido camionero si no fuera médico). Se defiende en español e inglés, convive con el catalán, el francés, el italiano y el portugués y llegó a saber ruso.
Ha publicado con Mercedes Pérez-Fernández tres libros en Libros del Lince (Barcelona): «Sano y salvo, y libre de intervenciones médicas innecesarias», «La expropiación de la salud» y «El encarnizamiento médico con las mujeres». Coordinó el libro del Equipo CESCA sobre «Registros en atención primaria» y con Josep Casajuana el de «Renovación de la atención primaria desde la consulta». Después, en 2021, con Mercedes Pérez-Fernández, una versión actualizada electrónica de “Sano y salvo”, y en Ediciones Fantasma, en papel, una nueva versión en 2022 de “El proceso médico que expropia la salud”. Entre sus publicaciones científicas para estudiantes y residentes destacaría “Is clinical prevention better than cure?” y “Clinical care and health disparities”.

Juan Simó
Gandía (Valencia) (1962).
Licenciado en Medicina (Universidad de Valencia, 1987). Médico especialista en Medicina de Familia (Unidad Docente de Alicante, 1992). Médico de familia en los centros de salud de Altabix (Elche) (1992-2009), Ansoain (Pamplona) (2010-11). Actualmente, y desde 2011, en el centro de salud de Rochapea (Pamplona). Tutor extrahospitalario de la especialidad de medicina familiar y comunitaria desde 1995.
Formación complementaria más relevante: Cursos de Doctorado en Salud Pública (Universidad Miguel Hernández, Elche), Máster en Gestión de Servicios Sanitarios y Sociales (Universidad de Alicante), Diplomado en Sanidad (Escuela Nacional de Sanidad), Especialista Universitario en Dirección de Recursos Humanos en la Empresa (UNED) y en Epidemiología Clínica (Universidad Miguel Hernández).
Más de 100 publicaciones en el ámbito de la atención primaria, medicina de familia, salud pública, gestión sanitaria y de recursos humanos en diversas revistas especializadas y capítulos de libros.
Casado y con dos hijas en tránsito entre la etapa universitaria y la incorporación al mundo laboral.
No he hecho otra cosa en la vida profesional que pasar consulta día tras día en atención primaria, en total 32 años ininterrumpidos desde que terminé el MIR. Me gusta mi profesión (aunque cada vez menos mi trabajo), pescar, leer y estar con la familia y algunos pocos amigos.

Lorenzo Gallego Borghini
Nació en Buenos Aires en 1981, hijo de artistas con un pequeño taller de estampados textiles. En 1989, la familia dejó la Argentina y se instaló en Barcelona; desde entonces ha pasado allí toda su vida, salvo por sus viajes y por alguna temporada trabajando en Ginebra. Criado en un entorno bilingüe (italiano y español), de pequeño inventaba idiomas y alfabetos; luego, de adolescente, aprendió esperanto con unos manuales comprados en una librería de viejo y se apasionó por la lingüística. Le habría gustado estudiar biología, pero las lenguas se le daban mejor y entró en la carrera de traducción, que cursó en la Universidad Autónoma de Barcelona.
Recién licenciado, comenzó a trabajar en una empresa de investigación clínica, donde se dio cuenta, felizmente, de que el oficio le permitiría acercarse a las ciencias. Se ha dicho muchas veces que traducir es una forma de escribir, pero traducir es, sobre todo, una forma de estudiar. En la actualidad trabaja como traductor y editor independiente para laboratorios farmacéuticos y organismos internacionales como la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS). También ha sido profesor asociado en la Universidad Autónoma de Barcelona.
Ha sido presidente de la Asociación Internacional de Traductores de Medicina (Tremédica) y forma parte del consejo de redacción de la revista académico-profesional Panacea: Revista de Medicina, Lenguaje y Traducción, de acceso abierto y gratuito. De vez en cuando escribe en la revista digital El Trujamán, del Instituto Cervantes, y colabora con la columna sobre lenguaje médico de Fernando Navarro, en Diario Médico. También es miembro de la Asociación de Bioética y Derecho, adscrita al Observatorio de Bioética y Derecho de la Universidad de Barcelona.
Su trabajo en el área de ensayos clínicos lo llevó a interesarse y formarse en bioética. En 2015 publicó con la Fundación Esteve una monografía sobre la traducción de los consentimientos informados, después de estudiar las objeciones planteadas por los comités de ética, y se marcó el 2020 como año de inicio del Máster en Bioética y Derecho, de la Universidad de Barcelona, que sería una experiencia transformadora. Aunque en principio le interesaba explorar algo relacionado con el lenguaje, la experiencia del encierro le afectó profundamente y lo que estaba pasando en España y en el mundo le pareció demasiado relevante para no prestarle más atención. Así, optó por un itinerario de salud pública y eligió el confinamiento domiciliario como tema de su tesina.
Al margen del confinamiento, la pandemia fue para él una época de gran «sufrimiento político». Muy decepcionado con la izquierda, sigue perplejo ante la desmesura desplegada y considera imprescindible que se haga un análisis sincero y sosegado de todas las medidas tomadas y los resultados logrados (o no) con ellas. Cree firmemente que, sin dicho análisis, la gestión de la pandemia sienta un precedente peligroso para nuestras democracias.
Con todo, a pesar de su vehemencia, quiere ser una persona tranquila. Ahora vive solo en el barrio del Campo del Arpa de Barcelona, contento con su casa y sus vecinos. Es ateo, biologicista y materialista contumaz. También es anglófilo y admirador de Susan Sontag; como a ella, le gusta entender el mundo como un fenómeno estético. Siente una conexión sensual muy fuerte con la Tierra y pasa gran parte de su tiempo libre en las playas —nudista, siempre— sentado frente al mar, de donde en primer término vinimos y donde él espera, en última instancia, terminar.

Lourdes Cerezuela
Nací un día del libro hace casi 50 años. Eso y mi voraz apetito lector, han hecho que, durante toda mi vida, los libros y la lectura sean una parte esencial de mi formación y de mi identidad como persona.
Además, soy hija de Dolores y Leandro y la hermana mayor de Isabel y Alejandro. Este último tiene el Síndrome de Down y nació con una cardiopatía entre otras cosas. Así que mi infancia también está ligada al hospital La Paz, donde lo operaron del corazón cuando yo tenía 11 años. Tuvo una complicación post operatoria debido a un fallo humano y eso también es parte de mi historia vital: en ese momento aprendí que en los hospitales también se cometen errores.
Nunca quise ser madre, pero me casé con un hombre, Nacho, que quería ser padre sin duda ninguna. Eso hizo que en un momento dado cambiara de opinión y me quedara embarazada de mi hijo mayor, Ciro. Mi carácter preguntón me hizo cuestionarme en aquel momento si la forma que tenemos de parir en España era saludable y, tras leer todo lo que cayó en mis manos sobre ese tema, descubrí que el nuestro es un mal país para parir. Así que nuestro segundo hijo, Erik, nació en nuestra casa, en un maravilloso parto que recordamos como uno de los momentos más felices de nuestra vida.
El nacimiento de mis hijos me convulsionó como persona y me hizo descubrir, entre otras cosas, lo muchísimo que nos necesitamos los humanos los unos a los otros. Y lo difícil que se hace la vida cuando estamos solos. Así que, a raíz del nacimiento de Erik, fundé una asociación de lactancia y crianza en Tres Cantos, donde vivíamos en aquel momento.
Al mismo tiempo y convencida del poder que tenemos las mujeres, entré como socia de El Parto Es Nuestro, para poner mi granito de arena en que las mujeres seamos las actrices principales en el proceso de parir a nuestros hijos. Allí formé parte de la junta directiva de la asociación durante 4 años y aprendí muchísimo sobre la ley de autonomía del paciente, feminismo, empoderamiento, liderazgo, colectividad y cooperación.
Unos años después decidimos venirnos a vivir a la sierra pobre de Madrid, llevamos aquí ya 11 años, y en Torremocha de Jarama los últimos 4. Y este es mi lugar en el mundo, en el que vivo y creo, y donde desarrollo proyectos en los que crezco como persona y aporto lo que puedo para hacerlo mejor: coordino varios clubes de lectura infantiles, uno de adultas, un taller de escritura creativa y algunas actividades más.
Cierro este relato contando que me dedico a la consultoría tecnológica en banca, y que aunque priori no parezca un sitio donde aplicar parte de todo lo demás que conforma, resulta que el crisol de todo lo que soy hace que dirija equipos de manera no muy ortodoxa en el mundo de los negocios pero sí muy satisfactoria para mí y para las personas con las que comparto equipo de trabajo.

Luis Ferreiro Almeda
Luis Ferreiro sabe que, como toda persona, es indefinible por muchos datos que presente. Estos solo son signos externos de un origen y una trayectoria que no se entienden sin la clave de un destino. En lo más íntimo descubre un querer, en su doble acepción de voluntad y amor. Eso es lo que le ha impulsado a hacer muchas preguntas -muchas sin respuesta- y le ha llevado a ser aprendiz de todo y maestro de nada.
Recorriendo a la inversa, y sin ánimo de llevarle la contraria, los tres estadios de Comte, ha estudiado las ciencias positivas en la juventud, la filosofía en la madurez y la teología actualmente. A esto corresponden actividades también diversas, como tres años dedicados a la investigación científica en agricultura y alimentación, como becario del CSIC en Sevilla, cuatro años de enseñanza secundaria y, tras ganar unas oposiciones a la Junta de Andalucía, cuatro años en el Laboratorio de Salud Pública y dos décadas como técnico de salud ambiental, interviniendo, entre otras cosas, en investigación de casos y brotes de legionela, en la gestión algunos aspectos de la pandemia de COVID y, en los últimos años, en la prevención y control de los brotes de fiebre del Nilo Occidental.
Todos estos datos los considera anecdóticos comparados con una experiencia fundamental en su vida, en la que durante algo más de dos años cumplió un compromiso con los más pobres de Perú, colaborando con los movimientos populares y con la corriente de la teología de la liberación en los “pueblos jóvenes” (asentamientos humanos precarios, producidos por invasión de terrenos organizadas por los desheredados de las clases más bajas). En estos lugares todo está por hacer, por conquistar y es el pueblo el que se auto organiza para crecer desde abajo. Es allí donde aprendió lo que no se enseña en las universidades. Y, es de ahí, desde donde se sitúa en una perspectiva que orienta la totalidad de su vida. Por eso, sabiéndose esencialmente beneficiario de los trabajos, las luchas y esfuerzos desinteresados de la humanidad, especialmente de los más pobres, sintiéndose heredero y, ante todo, deudor, entiende que toda dignidad moral pasa por un compromiso ejercido en gratuidad.

Manuela Contreras García (Emma)
Soy matrona, trabajo actualmente en el Hospital Universitario Marqués de Valdecilla. Formo parte del grupo de investigación “Enfermería” del IDIVAL y actualmente estoy realizando la tesis doctoral.
Casada y madre de familia numerosa. Desde joven (diría niña) asociada en diferentes asociaciones sociopolíticas, profesionales y religiosas. Me parece importante cultivar una conciencia crítica ante la realidad. Disfruto de la montaña, hacer deporte, y el diálogo.
Conocí los SIAPs desde el del COVID y desde ese momento sigo en contacto con «esta corriente». También durante la pandemia y junto a otras familias, lanzamos la plataforma escuela y covid, desde la que tratamos de denunciar los excesos de los protocolos escolares y hacer otras propuestas.

Mar Rodríguez Gimena
Estudié medicina hace 37 años. Empecé en 1987 y no sabía en qué aventura me estaba metiendo. Me especialicé en Medicina Familiar y Comunitaria y desde el 98 trabajo y vivo en zona rural. Soy médica y mujer de pueblo, venida de una gran ciudad como es Madrid. Gracias al Diploma de Promoción de la Salud, amplié mi mirada a lo comunitario. Trabajo en Atención Primaria desde hace 25 años. Desde hace cinco, trabajo en el Servicio de Urgencias Rurales de Buitrago del Lozoya. No entiendo muchas cosas de este sistema para el que trabajo pero me parece el mejor para atender a la población. Habría muchas cosas que seguir cambiando.
Mi comunidad autónoma es dura, pero muchas mujeres sanitarias han peleado y pelean para que el feminismo se introduzca en las políticas públicas sanitarias. Me dedico desde hace 25 años a acompañar a mujeres sanitarias, residentes MIR y PIR y mujeres de distintos pueblos en diversos cursos y talleres en los que reflexionamos sobre el impacto del androcentrismo en la ciencia y los sesgos de género en la salud de las mujeres. La mayor parte de los cursos los imparto dentro del sistema público. Me formé en la Escuela Nacional de Sanidad en el curso de formadores/as en Violencia de Género en 2005-2006. Desde 2013 soy responsable de los temas relacionados con la violencia de género en diferentes centros de salud. He participado en el equipo de redacción de dos guías relacionadas con la violencia de género y la formación de formadores y formadoras en VG. Y soy parte del grupo que sigue formando en Atención Primaria.
Recientemente me he incorporado a mi plaza en Buitrago del Lozoya como médica rural. Acompaño los procesos de salud y enfermedad de los habitantes de 7 pequeños pueblos de la Sierra Norte. Me considero activista de muchas luchas, entre ellas la feminista, la antimilitarista y la rebelión contra la crisis climática. Debo el placer de haberme hecho feminista, a mis 25 años, a mi amiga Ana. Desde ese momento mi vida cambió y sigue cambiando, no solo a nivel profesional, sino también a nivel personal. De hecho, si no se pasa el feminismo por tu cuerpo y tus emociones y le das una vuelta política no creo que sea posible acompañar adecuadamente los procesos de salud y enfermedad de las mujeres. También hay mucho que estudiar, claro.
Soy quien soy, a nivel profesional, gracias sobre todo a Carme Valls y a la Red de Mujeres Sanitarias, a la que pertenezco desde hace treinta años. También gracias a mi amiga Henar Sastre, enfermera hoy jubilada, y tantas otras maestras de las que he aprendido, bien en el contacto personal, bien a través de la lectura de sus libros. Carme me animó a estudiar los efectos del medioambiente en la salud de las mujeres y desde 2008 acompaño en consulta a mujeres (y algún hombre) que sufren Sensibilidad Química Múltiple(SQM). Doy cursos sobre este tema en diferentes comunidades autónomas y he participado en la redacción de varios documentos. Combino desde hace años varias terapéuticas en el cuidado de la salud de las personas. Entre ellas la homeopatía, hice un postgrado en Barcelona en 2002 y desde entonces también estudio y me actualizo en esta terapéutica. Me considero vital e inquieta y me gusta mucho pasear por el campo, cuidar mis plantas y el huerto comunitario con vecinas y vecinos de mi pueblo y cantar en la Escuela Municipal de Música de Buitrago del Lozoya. Adoro a mis perras. Entre mis sueños está uno irrealizable a corto plazo, pero como buena utopía, me permite avanzar: que las mujeres podamos vivir en un mundo libre de violencias.

Martin Sattler
Martin is a family physician who has been practicing in Luxembourg since 2010. He completed his general practitioner (GP) training in Luxembourg and played a key role in founding the national Vasco da Gama Movement (VdGM) group in Luxembourg in 2009. He was actively involved in the VdGM executive team, serving as treasurer and representing Luxembourg in the European Council from.
Martin completed his medical education in various European countries, including Germany, France, Sweden, and Italy, where he developed his special interest in primary care on a European and global scale. His multicultural background, with German and Swedish heritage, provided him with a broad perspective on different healthcare systems.
In his personal life, Martin has been married since 2015 to Raquel, a fellow GP from Málaga, Spain. Together, they have two children, Marco (7) and Sara (5), and he also has a 14-year-old child in Italy, Pietro. He is passionate about promoting primary care, alternative medicine, and health policy. His hobbies include traveling, learning new languages, sports, music, and enjoying nature.
Since 2020, Martin has been working as part of the medical team at the European Parliament. However, after contracting COVID-19 during a work meeting in Brussels in November 2021, he developed long COVID symptoms, including a delayed diagnosis of pulmonary embolism. His life has changed dramatically. He has been on sick leave since October 2023. Martin has a deep admiration for SIAP and for Juan and Mercedes, whom he considers his mentors. He also holds great appreciation for the rest of the colleagues involved in SIAP and is looking forward to contributing to the initiative.

Mercedes Pérez-Fernández
Licenciada en Medicina por la Universidad de Valladolid (España) y especialista en Medicina Interna, dejó la comodidad del hospital por la posibilidad de ser al tiempo madre y médico de cabecera de 2.000 pacientes. Con cinco hombres en casa se hizo feminista de armas tomar.
Sus pacientes salían con frecuencia en las noticias, en la sección de sucesos, pues dedicó casi tres décadas (70, 80 y 90 del siglo XX)) al bronco San Blas, del Madrid del tiempo de antes, durante y después de “la Movida”, cuando la heroína mataba tanto como el SIDA.
Tras un tiempo en un asilo (como médico) ocupó plaza de médico de pueblo ya sin hijos en casa, en la primera década del siglo XXI. Hasta 2010 fue médica de Braojos, Gandullas, Gascones, La Serna y Piñuécar en el centro de salud de Buitrago de Lozoya (Madrid) que atiende la población rural de la Sierra Norte, 40 pueblos con un total de 5.000 habitantes.
Entre las experiencias vitales, el viaje de tres meses de 2011 recorriendo la piel y las venas abiertas de Brasil (25.000 km, 32 ciudades, 19 estados, 70 centros de salud), zonas de bajo Índice de Desarrollo Humano, para evaluar la atención primaria con la Sociedad Brasileña de Medicina Familiar y Comunitaria.
De siempre le gustó la ética médica y le ha dedicado horas de teoría y práctica. También le gusta pintar al óleo y hacer iconos al estilo antiguo. Se le da muy bien el punto y lucen piezas hechas a mano su esposo (Juan Gérvas), cuatro hijos y ocho nietos (y algunos amigos). Todavía, a veces juega con Honorata, la muñeca que viste y calza como si fuera la hija que nunca tuvo, que le regaló su entonces novio y actual marido. Baila muy bien, es alegre y animosa, buena compañera de viajes y del viaje de la vida. Lee ficción, aprecia el buen vino, disfruta de las calas del Cabo de Gata (Almería, España) y del nadar en el mar Mediterráneo, y no le importa pasar el rato distraída “pensando en las musarañas”.
No aguanta ni la injusticia, ni la corrupción, ni a los abusones, ni a los estúpidos, ni a los chulos, ni las tonterías innecesarias.
En 2015 tuvo un grave infarto de miocardio del que se recuperó, más animada y más crítica con la medicina que nunca. Repitió el infarto en julio de 2023, y se ha vuelto a recuperar pero las “cicatrices” se empiezan a notar (en lo físico, no en el ánimo ni en la alegría de vivir). Sigue disfrutando de la actividad intelectual y de los Seminarios de Innovación en Atención Primaria (SIAP).
Ha publicado con Juan Gérvas tres libros: «Sano y salvo, y libre de intervenciones médicas innecesarias», «La expropiación de la salud» y «El encarnizamiento médico con las mujeres». Después, en 2021, una versión actualizada electrónica de “Sano y salvo”, y en Ediciones Fantasma una nueva versión en papel, en 2022, de “El proceso médico que expropia la salud”. Entre todas sus publicaciones científicas elegiría para docencia de estudiantes y residentes: “El efecto cascada: implicaciones clínicas, epidemiológicas y éticas” y “Aventuras y desventuras de los navegantes solitarios en el Mar de la Incertidumbre”.

Moisés Mato
Mi nombre es Moisés Mato, gallego, aunque nacido en Suiza por eso de la emigración, casi obligatoria, en la Galicia rural del momento (1966). Estoy casado con Olga y tengo tres hijos: Bruno, Néstor y Valentina. He estudiado teología en Salamanca a la vez que montaba grupos de teatro y experimentos sociales varios. Total, que al acabar decidí tirar del hilo teatral y me fui a Barcelona, al principio con la idea de convertirme en mimo y, si todo iba bien, irme a París con Marcel Marceau. Pero, una vez más, ahí también me puse a montar proyectos sociales y artísticos y París quedó en el olvido. Monté mi primera compañía con un amigo en Tortosa, y después una troupe de payasos y una escuela de teatro para niños, jóvenes y adultos. Militaba en en Movimiento Cultural Cristiano y poco a poco fui acercando el teatro a la lucha por un mundo más justa. Así nació el Teatro de la Escucha, un teatro, que sigue en pañales a mi pesar,y que nos permitió desarrollar fórmulas teatrales políticas y sociales más comprometidas. Creamos un grupo para tirar del proyecto sin subvenciones y sin peajes partidistas. Surgieron nuevos grupos y muchos cursos por toda España. Y también los problemas: Rupturas dolorosas entre nosotros, persecución del nacionalismo catalán, problemas económicos y líos con los políticos de la zona. Así las cosas, la familia nos trasladamos a Madrid a seguir con el lío en un nuevo ambiente. Nueva sala (Metáforas), nuevos grupos, pusimos en marcha plataformas nuevas y proyectos de todo tipo y también problemas económicos hasta que el covid puso todo patas arriba. Desde entonces soy profesor de religión (volvió la teología) en institutos y también doy clases en la Formación permanente del profesorado de la UCM. Aunque no es lo que quería lo vivo con mucha intensidad. No se puede educar sin pasión. Además del teatro me apasiona la escritura y eso me llevó a poner en marcha una pequeña editorial (Arte Acción) y a publicar unos cuantos libros. Me apasiona especialmente la poesía, incluida la poesía experimental a la que he dedicado libros y espectáculos. También el arte contemporáneo y su relación invisible con Dios. Varios amigos van haciendo por ahí las obras que he escrito y dirigido, mi mujer actúa en mi último espectáculo “Aquí nunca pasa nada” y yo vivo un poco más retirado de los escenarios. Siempre pienso que esta afirmación tiene los días contados. Veremos. Formo parte de Encuentro y Solidaridad con los amigos que quedaron de aquel Movimiento cultural cristiano intentando tomarme la fraternidad en serio. Intentando, intentando. Siempre de la mano de otros que empujan

Mónica Lalanda
Quise ser médico desde que me alcanza la memoria, aunque no había ninguno en la familia. Mi casa era ruidosa, con muchos hermanos. Crecí estudiando mucho, siempre he tenido más voluntad que memoria. Dibujar se me daba bien desde chica y me hacía popular con las caricaturas de los profes. Sufrí en la carrera, demasiado que retener y ni un solo paciente que ver.
Al acabar volé del nido a Inglaterra donde me formé y trabajé como médico de urgencias. Allí comencé también a escribir y dibujar profesionalmente. A la vuelta a España, 17 años después, me interesé y formé en el mundo de la ética y comencé a cultivar la Medicina Gráfica. Eventualmente me cansé del maltrato y explotación laboral, cambié fonendo por pinturillas y seguí practicando la Medicina solo a través de la comunicación. Perdí en sueldo, pero gané en satisfacción.
He desarrollado la Medicina Gráfica con un magnífico equipo de gente y ahora somos la recién nacida SEMGRAF (Sociedad Española de Medicina Gráfica), que tengo el privilegio de presidir. Vamos despacio y luchando con los prejuicios de la gente y su crítica a “los muñequitos”.
Soy exigente, trasgresora, inconformista, odio el “así se ha hecho siempre” y no tengo miedo de decir lo que pienso. Este es el deporte de riesgo que practico y del que tengo un montón de bonitas cicatrices. Pierdo el tiempo en Twitter/X con demasiada frecuencia. Tengo un marido y dos hijos, tres seres humanos fantásticos.

Raquel Gómez Bravo
Es la menor de tres hermanos, originaria de Alhaurín el Grande, un pequeño pueblo en Málaga (Andalucía). Proviene de una familia de docentes, ya que tanto sus padres como su hermano son profesores. Su hermana, María, es periodista, con quien ha colaborado en numerosos proyectos conjuntos, fusionando la comunicación y la medicina de manera enriquecedora. Raquel estudió Medicina en Málaga y formación musical (piano). Durante su residencia en Medicina Familiar en la zona norte de Madrid, en su cuarto año rotó junto a Juan y Mercedes en la Sierra de Madrid, una experiencia inolvidable que le trae recuerdos maravillosos. Regresar a esa zona, de la mano del SIAP y con sus mentores, es una vivencia especialmente significativa para ella.
A lo largo de su carrera, ha acumulado una gran variedad de experiencias profesionales, desde la medicina de familia a la de urgencias(también completó un Máster en Medicina de Urgencias), hasta ser jefa de residentes en el Hospital La Paz. Además, ha estado involucrada en investigación, docencia, gestión y auditorías docentes en diferentes partes del mundo.
Desde 2016, Raquel reside oficialmente en Luxemburgo, país al que se mudó por amor junto a su esposo, Martin. Tienen dos hijos en común, nacidos allí, además de un tercer hijo de Martin que vive en Italia. Raquel completó un doctorado en Psicología en la Universidad de Luxemburgo, centrado en Educación Médica y Violencia de Género, seguido de un postdoctorado de investigación sobre el long-COVID en el Centre Hospitalier Neuropsychiatre de Luxembourg (CHNP). En la actualidad, divide su tiempo en el CHNP entre la práctica clínica y la auditoría del sistema de clasificación y codificación, dedicando la otra mitad de su jornada a la investigación en pacientes con long-COVID, gracias a una beca que obtuvo del Ministerio de Salud de Luxemburgo en 2023.
Raquel ha estado comprometida con la sociedad científica desde sus primeros años como residente. Actualmente, es Co-Chair del Grupo de Interés Especial en Violencia Familiar de WONCA (SIGFV), miembro del comité ejecutivo del grupo de eHealth de WONCA World, y forma parte del comité ejecutivo del grupo de trabajo de Policy Advocacy de WONCA Europa. También colabora activamente en varios grupos de trabajo, como el de la mujer y el de investigación de WONCA World. A pesar de vivir en el extranjero, mantiene un fuerte vínculo con España. En cuanto a sus intereses personales, además de la medicina y sus áreas de investigación, Raquel siente una profunda pasión por la familia, los viajes, la naturaleza, la literatura y la poesía, la fotografía, la cultura y el arte. Pero, sobre todo, lo que más le apasiona es escribir. Desde noviembre de 2021, también convive con la enfermedad crónica de forma consorte, navegando los altibajos del Long COVID en segunda persona, mientras intenta equilibrar todas las facetas de su vida.

Rosa Añel
Médica de familia, apasionada de la seguridad del paciente. Editora del blog “Sano y salvo” de seguridad del paciente en atención primaria. Máster en participación y desarrollo comunitario.
Tengo 51 años. Trabajo desde hace 17 años en el Centro de Salud Landako, ubicado en Durango, una pequeña ciudad situada en el corazón del País Vasco, donde también vivo. Así que tengo la gran suerte de poder ir andando o en bici a trabajar, y de enterarme de la evolución de muchos de mis pacientes en la cotidianidad de la vida: en el parque, en el supermercado o simplemente, paseando por Durango y zonas colindantes.
Nacida en Ermua, soy la tercera de cuatro hermanos. Los otros tres, chicos. Yo la única que jugaba al futbol y la que más, y con mayor esfuerzo, estudió. Siendo la única chica tenía que ayudar mucho más en casa, a realizar las tareas domésticas, no sin protestar por lo que me parecía una situación injusta. Supongo que siempre he sido feminista, aunque por aquel entonces, en mi adolescencia, no era consciente de ello.
Madre de dos hijos, Iker y Aitor. Ellos no quieren trabajar en el ámbito sanitario, quieren dedicarse a la enseñanza. Su trabajo y el mío se parecerán más de lo que creen. Ellos, igual que yo, tendrán que esforzarse por adaptarse a las características y necesidades de las personas: para ellos alumnas y para mí pacientes. Mi convicción es que los servicios públicos han de ser un colchón de apoyo para los más necesitados. Debemos ayudar más a quienes más lo necesitan. No se puede, ni se debe, dar y tratar a todos por igual, sino dar a cada cual lo que es adecuado. La equidad es y vale mucho más que la mera igualdad.
La Atención Primaria ofrece posibilidades increíbles de trabajo y crecimiento personal. Si además mantienes una relación estable, duradera y de confianza con los pacientes, el trabajo como médica de familia es un paisaje indescriptible. Se producen momentos mágicos, impensables y nunca vividos, en los que los sentimientos fluyen y el entendimiento trasciende a las palabras. Durante la pandemia se pusieron de relieve las principales fortalezas y debilidades de la atención primaria. Creo que pesaron más los puntos fuertes y creo que fue en esa época donde tomé mayor conciencia del impacto de la accesibilidad, longitudinalidad, integralidad y coordinación, los atributos esenciales e “intocables” de la atención primaria.
Me gustan los libros (y también leerlos), el teatro, el cine, los museos, la música y, como no, disfrutar de la naturaleza y viajar. Me gusta ver cómo avanzan mis hijos por la vida, recordar su infancia, compartir los buenos momentos y acompañarles en los no tan buenos. Me gusta estar en familia, con mis amigas y amigos, y con las personas que me hacen sentir bien.

Vicente Ortún
Hijo de dos maestros, de Aragón y Asturias, que se conocieron en Barcelona. Dos hermanas. Casado (lo mejor que me ha pasado en la vida), un hijo y dos nietas.
Muy contento de tener que narrar alguna experiencia vital pues el cv lo estropeé ya en 1972. Hasta entonces, formación en escuelas públicas: Miguel Bleach en Hostafranchs con alumnado mayormente gitano, Escuela del Bosque en Montjuic, Instituto Menéndez y Pelayo, Facultad de Económicas de la UB y también ESADE que me permitió, junto a mi amigo José Mª Lloveras (posteriormente embajador de la UE en República Centroafricana y Serbia) aterrizar contratados como profesores ayudantes en la Universidad de Purdue, apenas unas semanas después de que uno de sus exalumnos fuera el primer hombre que pisó la luna. 1969, guerra del Vietnam, Black Panthers, Students for a Democratic Society…
Contratado en diciembre de 1970 por una multinacional (junto a otro compañero que se ha convertido en uno de los diez ejecutivos más destacados de este país durante las últimas décadas). Aprendía y estaba bien pero me interesaba algo que viera socialmente más útil: Descartada la universidad, me presenté en el Hospital de la Santa Cruz y San Pablo donde me contrataron como Adjunto a Gerencia (repito que entonces tenía buen cv) siendo gerente Elvira Guilera (período 1971-75). Con una gestión hija de la necesidad de sobrevivir, y sin ser del todo conscientes, convertimos un hospital benéfico en un hospital financiado públicamente. Como benéfico de salas medievales de hospitalización, tres tipos de profesionales (monjas, monjas y monjas) y una legión de médicos colaboradores que recibían 300 ptas al mes, se firma un concierto con el INP en 1972 (enseguida se llega una financiación mayormente pública), se abren Urgencias (1968) e Intensivos Generales (1974). Ello exigió disponer de profesionales sanitarios contratados y organizados y buscar financiación para las inversiones que la modernización del hospital exigía. Se pactaba tanto con los sindicatos, clandestinos entonces, como con las Brigadas Antidisturbios para minimizar el impacto de sus entradas en el recinto de Doménech i Montaner. A San Pablo volví en dos ocasiones -acabaron regalándome un boomerang- la última como miembro de la Junta de Gobierno, hasta 1984, el año del primer transplante de corazón exitoso de España (Arís y Caralps en San Pablo).
Acabó el franquismo, galopó el estado de bienestar, el sistema sanitario todavía es muy bueno pero el pronóstico es malo. Demasiada inmortalidad garantizada, hay que volver a la gestión…y en eso, más de medio siglo después, continúo estando aunque sea a medio tiempo (12 horas al día). Ahora, por ejemplo, en el grupo Cairos con Manel del Castillo, Carmen Cabezas, Beatriz González López-Valcárcel, Josep Tabernero…
En el interín, dos décadas como cocinero (Generalitat provisional, Ministerio de Sanidad pero también finanzas) y 34 años como fraile desde la creación de la Universidad Pompeu Fabra en 1990, donde ayudé a Guillem López a crear el CRES ya en 1996. De hecho debería haber dedicado las 500 palabras a nombrar los inmejorables compañeros, amigos y amigas, que han dado sentido a mi vida y trabajo. Solo tengo sitio para dos: Juan Gérvas y Mercedes Pérez.